PETER GOODFELLOW (A PRIVATE COSMOS)

-EL FUTURO COMPOSITOR-

Le habían hablado bien de él, un muchacho con talento, le dijeron. Un día se lo presentaron en el café a donde regularmente acudía. Acabada la presentación, se dirigió a él sin más preámbulos.

¿Eres tú el futuro director de orquesta? -le preguntó mientras lo envolvía con su mirada.

En el rostro del joven apareció a la par que su respuesta, una sonrisa defensiva, relajante de su propia tensión, -sí.

Empiezas apuntando bajo. ¿Por qué no futuro compositor?, o ambas cosas a la vez.

La sonrisa del joven desapareció, sus labios se tornaron rígidos, el entrecejo un tanto arrugado. Nunca había pensado que podría ser compositor. ¿Por qué no lo había pensado?, no encontraba respuesta. Tras unos instantes de vacilación, balbució algo incoherente al principio, después algo que no supo si era disculpa o creencia.

-Bueno, ¡Ah!, compositor. Bueno, es que compositor es muy difícil, compositor es otra cosa.

No cabe la menor duda, componer y dirigir son dos actividades totalmente distintas de una misma cosa. De entrada deseas ser director de orquesta, porque piensas que es más fácil dirigir prefieres la dirección. Componer es para tí una labor oscura que no reporta, ni dinero, ni reputación y si en algún momento se consigue es tan tardía que ya no se disfruta. También veo una tercera razón, que no creyendo en tus actitudes, descartas la creación, refugiándote en la dirección orquestal.

Notó el hombre lo incómodo que la situación se le hacía al joven, y decidió hablarle con sinceridad paternal.

De todo la dicho, solamente tú puedes saber lo que hay o lo que puede llegar a haber de cierto. A pesar de ello escúchame.

Ser director de orquesta, se contradice con ser oficinista, como se contradice con el ejercicio de cualquier otro tipo de trabajo. Todo aquello que robe tiempo al estudio debe ser rehuido. Del trabajo se obtiene dinero a cuenta de un tiempo. No se obtiene más. El estudio exige dos cosas, tiempo y dedicación plenas. No valen las medias tintas, no valen las ambigüedades, hay que poner en el estudio toda la carne en el asador dejándola hacerse lentamente al amor de la lumbre del espíritu.

Nada debe distraerte del estudio, por esa misma razón, no es fácil seguir esa senda, cuántos jóvenes de talento se han malogrado, seducidos por un dinero obtenido en cualquier empleo.

Llegar a ser director de orquesta, exige en su camino privaciones económicas, ya que incapacitado el aspirante para la obtención de dinero, siempre malvivirá al día, vistiendo ropa anticuada, fuera de temporada y usados los zapatos tantas veces como la goma aguante, han de ser de goma tus zapatos porque la suela tiene menor duración. Vivirás compartiendo piso y aún habitación, durante tiempo indefinido, en el mejor de los casos vivirás sólo en una buhardilla que en invierno te hará padecer más frío que en la calle, y en verano no podrás permanecer en ella del calor que sentirás.

No tendrás nunca dinero en el bolsillo y cuando lo tengas habrás de pagar deudas, que serán muchas.

Comerás en restaurantes económicos, tan económicos que ni tú mismo podrás explicarte como pueden dar de comer por tan poca cantidad de dinero, sentirás asco al pensarlo, pero seguirás comiendo porque tienes hambre, un hambre que nunca das saciado.

En las tabernas beberás, pero nunca acompañarás el vino con algo de comida, porque en el bolsillo no hay nada y de la nada, nada sale, excepto un pañuelo sucio y bien doblado. Sentirás como la bebida te corroe las entrañas, y con envidia y con humillación, tus ojos verán a otros comer mientras beben.

Darás, si puedes encontrar alumnos, alguna clase de música, el dinero obtenido será como dar de comer una manzana a un elefante.

No podrás tomar compañera con quien vivir, porque si uno mismo ya es carga, dos aplastan. Tener hijos es algo impensable.

Por si tus padecimientos no fuesen suficientes, tus padres no tendrán buena opinión de tí, a sus ojos no serás nadie, nada valdrás, porque el dinero hace ser y hace valer, y tú no lo tienes. Para ellos, nada haces de productivo, poco falta para que de sus labios salga la palabra vago. Esa incomprensión por parte de quién más comprensión se necesita, te desgarrará el alma, te hará llorar, y hará dudar de ti y de la meta que te propones.

Te meterán prisa, todos te meterán prisa, todo te meterá prisa, y cuánta más prisa te metan, más despacio debes ir. El estudio es algo lento, sin ritmo predecible ni velocidad calculable.

El estudio no está dentro del tiempo, es el tiempo el que está dentro del estudio.

Y sí alguna vez te ofrecen un trabajo bien remunerado, debes rechazarlo y huir de él como si de la peste se tratase. El dinero te apartará del estudio, como de él te apartará el deseo de fama, la búsqueda de reputación o el público reconocimiento.

No finalizarán aquí tus penalidades, la envidia y la maledicencia te rodearán peremnemente como un mal endémico, dudarás de la amistad y te sentirás sólo.

Si permaneces firme, si logras sobreponerte a todas estas cosas, habrás conseguido un pequeño refugio, en él que podrás descansar, repondrás fuerzas, energía y vigor. Este lugar de descanso es de pocos conocido, este lugar no es otro que la soledad.

La soledad no es estar sólo, la soledad es estar a solas consigo mismo, es la soledad estar en compañía de ese otro yo interior que todos llevamos dentro.

En la soledad aprenderás a ser sincero contigo, y con todo lo que te rodea, con la naturaleza, con el universo y con el cosmos entero. Con la soledad comenzarás a caminar de un lado hacia otro, por un país que no tiene orillas ni tiene límites, es el país del conocimiento. Caminarás muy aprisa al principio, poco a poco tu avance será cada día más lento, y tu carga, día a día se irá aligerando, te vaciarás poco a poco, despojándote de todo lo que impida tu marcha ascendente. El espíritu con ataduras, no se eleva, la sutilidad espiritual es el vacío pleno y el vacío pleno no es otra cosa que el continente que todo lo contiene. Una vez vacío tu espíritu se llenará, es el misterio de la inexorable ley cósmica.

Llegado a este punto, te habrás convertido en creador, en tu propio creador, y la creación musical no será más que una de tus muchas formas de manifestarte.

Compondrás música sin esfuerzo, de la misma manera que una flor ofrece su colorido, su olor, o alimenta a las abejas, ofrece su polén, que germinará en otras formas de vida, o aporta con su belleza, ese pequeño matiz al lugar en el que se halla.

Pero antes de llegar a esto, tendrás que aprender, aprender a vaciarte, y esto habrá de lograrse por el estudio, por la reflexión, por la sinceridad de tus pensamientos y de tus actos. La soledad te habrá puesto en el camino de partida, el primer paso te empujará a darlo, un pensamiento disforme, un pensamiento todavía difuso. Es la fuerza de la transcendencia individual, es la fuerza de la transcendencia del yo limitado en limitado, la que te empuja, y mientras esta fuerza te empuje, los obstáculos serán para ti goces y placeres.

¿Quieres llegar a componer música?, tendrás que conocer la vida de la planta, del animal y del hombre, deberás conocer el misterio de su creación, sus reacciones internas y la formación de sus sentimientos. Sin conocer no podrás comprender, ¿cómo podrás comunicar esta comprensión a través de las notas musicales?.

Deberás observar el comportamiento de animales microscópicos, de aquello que no se ve y que existe, a la par que observarás por telescopio lejanos planetas que existen y que no se ven. ¿Quieres llegar a componer música?, tendrás que saber escuchar al viento y entender sus estados de ánimo. Los mismo debe ocurrirte con el agua y con el fuego. A todos deberás amarlos y a todos deberás temerlos cuando se hallen enfadados. El viento pasará sobre un bosque, sobre una montaña, sobre una roca a sobre un valle, en cada lugar será diferente, como diferente será según la fuerza con que sople. Escuchando el agua, brotando silente en su nacimiento, despeñarse rugiendo en cascadas, tranquila en remansos, rítmica en playas, aterrorizante en cantiles, y azul, inacabablemente azul en el mar.

Escucharás el crepitar del fuego, él te narrará la historia desconocida de tus ancestros, con él recordarás los temores de tus antepasados que todavía perduran en tí. Verás ascender las llamas y sentirás protección y recogimiento ante él, pero también lo temerás, porque el fuego es terrible cuando se enfurece.

¿Quieres llegar a componer música?.

Deberás conocer el lenguaje universal del conocimiento profundo. Para ello, deberás olvidarte de tí, puesto que tú serás un todo. Quiero decirte mi joven amigo, que en la medida que tú te sientas en función del todo universal, el todo universal habrá de sentirse en función tuya.

Entonces, sólo entonces serás compositor, y compondrás, compondrás una música tan sencilla y tan bella, que las infinitas combinaciones de notas de la escala musical, te serán demasiado limitadas para la sencillez, belleza y profundidad de las composiciones que hagas.

Ya he hablado demasiado, el que tenga oídos que oiga. Acabó diciendo. Y dicho esto, se levantó, cogió del respaldo de la silla su abrigo y salio del café sin despedirse de nadie. Esa era su costumbre.

Seis meses más tarde, preguntó a sus contertulios por el joven de talento, futuro compositor. Alguien dijo que había superado las pruebas de acceso al Ministerio de Justicia, y que en estos momentos era funcionario-oficinista por oposición.

Los contertulios celebraron la suerte y la valía del joven. El solamente dijo, -el que tenga ojos que vea. Se levantó, cogió del respaldo de la silla su abrigo y salió del café sin despedirse de nadie. Esa era su costumbre.